Monday, January 30, 2006

Cambio de oficina

Que tranquilidad.

Con el cambio de trabajo, todo es paz y tranquilidad en mi alrrededor

Gracias vida, aun se te puede disfrutar.

Salud por los encuentros

Hace muchísimo tiempo lo conocí, aun traía sus bucles oscuros en la frente. Llego como todo un joven de mundo, gabardina negra y un paraguas oscuro.

De inmediato lo reconocí. No sé, siempre he tenido una intuición para reconocer los rostros con solo oír las voces. Me vi mayor que él, me sentí (acá entre nos, viejo) a gusto con la presencia de aquel tipo, a quien solo conocía por chat (mIRC)

En el chat, el era “asamano” así en minúsculas, aunque lo escribía merecía siempre leer en mayúsculas y con alfileres grabarlo en la memoria. Yo al contrario creo que cambie mas de cuatro ocasiones el alias (fui: Chatty, Chatto, Tío Laureano, etc., pero esto nunca pareció afectarle en lo mas mínimo.

En esa ocasión, por cuestiones de la empresa donde laboraba, tuve que ir al D. F. Ahí fue donde conocí a “asamano”. De principio me pareció un joven sin ningún beneficio mayor al que le traería ir (no con muchas ganas) a conocer al tipo que atrás de una computadora charlaba con él en el mIRC. Sin embargo, al verlo sin antes de mencionar una palabra siquiera, yo ya lo había reconocido. Lo invite a cenar y se negó, aludiendo que no traía hambre aún o no recuerdo la excusa que puso, así que solo tomamos un café y listo.

Por aquel tiempo yo era un bebedor a morir, lo invite unas cervezas y me dijo que no bebía, (ta mare, me estaba desesperando) así que solo tuve que tomar un cafecito. Su agradable conversación, hizo que fuera cayendo en el ritmo de vida que él llevaba, una vida apacible (supuse en aquel tiempo) llena de aventuras colombianas y chateras, todo lo contrario de la mía, llena de ambientes diferentes a los de este cuate. Me platico un tanto de su vida, de su hermana española (porque vivía o vive en España), mas nunca de sus sueños, creo que esos siempre los guardo para él.

A mí me lleno de asombro su capacidad intelectual, su perfecta expresión lingüística y su apacible y sereno semblante. Al regreso ya en el avión, aun recordaba esa entrevista con la personita del chat. No solo confirme lo que pensaba sin conocerlo sino hasta comprendí que se puede tener tranquilidad, aunque los ríos sigan corriendo y llevándose nuestro sueño.

Armando, creo que sus sueños los llevaba en la bolsa derecha de su gabardina negra, y sus recuerdos en su corazón. Gracias por dejar considerarte MI AMIGO.


Salud por ese encuentro y por todos los encuentros que se tienen en la vida.